La Reflexión N.º 232. Se titula: Lepra espiritual





La Reflexión N.º 232. Se titula: Lepra espiritual
Estimado lector: en los tiempos antiguos, la enfermedad de la lepra, fue un flagelo terrible y los que la tenían eren expulsados de las ciudades o comunidades. Vivían en lugares demarcados para ellos y se les prohibía acercarse a las ciudades; y si alguno era desobediente a esa orden, era apedreado sin misericordia hasta la muerte física.
Hoy estaremos compartiendo una porción bíblica en la que leeremos que un leproso se postró ante el Señor Jesucristo, seguramente se había anoticiado que el Señor pasaría cerca del lugar, y que él podía llegar ante su sagrada persona, para ser curado, pues tenía la certeza de que acontecería de esa manera. Tal era la fe que tenía puesta en el Señor.
Veremos que el Señor Jesús al instante de recibir el pedido, lo tocó, y este hombre fue sanado. “ San Mateo 8: 1-4 Jesús sana a un leproso
1 Cuando descendió Jesús del monte, le seguía mucha gente.
2 Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.
3 Y Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero, sé limpio. Y al instante su lepra desapareció.
4 Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie, sino ve, muéstrate al sacerdote, y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para testimonio de ellos.”
Amable lector: el pecado es: lepra espiritual y si nos arrepentimos ante nuestro Salvador, el Señor Jesucristo, al instante seremos limpiados de todos los pecados.
Si usted está en pecado, o sea en desobediencia al Señor, lo invito a que abra su corazón para Él, con arrepentimiento sincero de todos sus pecados, abrazando el sacrificio de la cruz del Calvario e inmediatamente, por la misericordia, el amor, y el poder del Señor, será perdonado, y sus caminos serán seguros, luchando con fe, para ganar la vida eterna. Busque un templo evangélico en donde se mueva el poder del Espíritu Santo, consiga o compre la Santa Biblia, recomiendo la Reina Valera, edición 1960, y verá hermosos resultados para su vida espiritual y física.
Para finalizar le dejo un versículo bíblico para meditar: “ San Juan 14:6
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida, nadie viene al Padre, sino por mí.”
Que el Señor lo bendiga abundantemente, un amigo en el Señor.
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